Las deplorables condiciones del sistema eléctrico nacional (SEN), por la prolongada falta de mantenimiento e inversión, ocasiona una fuerte contracción del suministro de electricidad, que se traduce en 9.000 megavatios: el nivel histórico más bajo en 50 años.
Fuentes del sector eléctrico que pidieron no mencionar sus nombres, aseguraron que el consumo de electricidad ha venido bajando aceleradamente durante el chavismo como consecuencia del desplome de la actividad productiva privada y publica, esta última evidenciada en en la práctica paralización de las empresas básicas de Guayana y la industria petrolera y petroquimica, entre otros.
Uno de los consultados explicó que la central hidroeléctrica de Guri en el estado Bolívar sostiene 70% de la demanda del SEN.
“La mayoría de las plantas de generación térmica están paralizadas o funcionan al mínimo, por lo que el parque térmico nacional ópera a 10% o menos de su capacidad instalada”, advirtió.
Otra fuente destacó:”Lo irónico de la situación es que la caída del suministro no obedece a motivos de ahorro de energía producto del uso eficiente de la electricidad”.
Uno de los consultados precisó que los 9.000 Mw no alcanzan para cubrir las necesidades del público, pese a que ahora hay muchos menos usuarios por la diaspora, la contracción económica y productiva, la llegada de las lluvias que baja las temperaturas y la cuarentena del COVID-19.
Por ello, agregó, la Corporación Eléctrica Nacional aplica racionamientos en el interior del país para mantener la estabilidad del SEN.
“En Caracas -región estratégica para el régimen de Nicolás Maduro- no hay racionamiento. Sin embargo, la luz se va en muchas áreas de la capital por fallas”, afirmó.
Las fuentes destacaron que los estados a la cola -Zulia, los andes y los llanos- del sistema interconectado nacional de transmisión desde Guri son los más castigados con la falta de suministro.
“Muchas plantas térmicas están en cero generación o casi como Termo Zulia, Ramón Laguna, Rafael Urdaneta,Táchira y Planta Centro, entre otras. El complejo andino hidroeléctrico Uribante-Caparo está paralizado”, deploró uno de los consultados.
Refirió que en Corpoelec no hay equipos ni repuestos suficientes para reponer los que se dañan por averías. “Muchas veces los mismos usuarios están en la disyuntiva de comprar el equipo o quedarse sin energía durante semanas o meses”, dijo.
Con el coronavirus, Corpoelec mandó el personal administrativo a sus casas mientras que los empleados de operaciones de transmision, subtransmisión, distribución y reparación de averías están trabajando, pero en condiciones muy difíciles.
“No solo la falta de repuestos y la inestabilidad del SEN son el problema. Los trabajadores no cuentan con uniformes e implementos de trabajo y seguridad suficientes”, alertó una de las fuentes.